Introducción:
Con
el tema, “Hombres y Mujeres ejerciendo la Pastoral”, me
refiero a que la pastoral de la Iglesia debe tomar en cuenta a mujeres y a
hombres como agentes pastorales y como objetos de la misma. Esta debe estar
enfocada desde el evangelio de nuestro Señor Jesucristo que se encarna en la
comunidad hacia la cual va dirigido, y no es ajeno a las necesidades
circundantes de nuestros pueblos que viven en un aislamiento de la sociedad y a
veces de la misma Iglesia. Para esto, considero necesaria una buena práctica
hermenéutica, tanto del contexto Escritural como social, político y religioso,
que nos permita identificar la aplicación pertinente de una enseñanza bíblica
específica.
Desarrollo
Una pastoral que contemple la participación tanto de
hombres como de mujeres, indiscutiblemente debe partir del modelo de Jesús que recorre
a través del Nuevo Testamento y llega hasta nuestra realidad hoy, pues en su
ministerio podemos apreciar tres ejes fundamentales, los cuales son: amor,
compasión y solidaridad. Estos marcan la pauta para el ejercicio de una
pastoral inclusiva, la cual puede ser realizada por hombres y/o mujeres.
Una pastoral desde el enfoque de Jesús ha de
producir transformación tanto a nivel personal como colectivo en cuanto a percepción
y práctica, pues la buena noticia del Evangelio consiste precisamente en que la
gente se beneficia y se transforma, tal como le responde Jesús a los discípulos
de Juan: “Id y haced saber a Juan las cosas que oís y
veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los
sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres es anunciado el
evangelio”. Mateo 11: 4, 5.
En1ª Timoteo 2:11-15, por ejemplo, encontramos
un contexto específico donde había un dualismo entre el movimiento helenístico y judío, lo cual considero que llevó al apóstol Pablo a
decir: “No
permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en
silencio” (v.12). En mi opinión, esta fue la causa de marginación que existía hacia la mujer, pues
en los círculos gnósticos las mujeres eran exaltadas y glorificadas como
“instrumentos favorecidos de revelación”.
Ahora bien, esta realidad contextual
del texto bíblico no nos enseña que hoy debamos seguir con esa práctica, pues
el mandato es específico y viene directamente del apóstol y no por orden
divina, pues él lo afirma: “No
permito”. Considero que esta actitud no es una
constante en el ministerio de Pablo, ya que encontramos en otros contextos que
muchas mujeres ejercieron liderazgo junto a él, entre las cuales se menciona
por ejemplo a Evodia y a Síntique, en Filipenses 4: 2, y pide a su
“compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el
evangelio”, en el
versículo 3.
Conclusión:
De manera
que, en mi opinión, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, Dios nos está
enseñando en estos pasajes a ser muy cuidadosos y cuidadosas en el estudio e
interpretación de las Escrituras, considerando que tanto hombres como mujeres
tenemos los mismos derechos y obligaciones, el mismo valor y la misma imagen de
Dios nuestro creador, por lo que ambas personas debemos contribuir en el
ministerio pastoral para proclamar las buenas nuevas de salvación.